“La sensación más linda en una final BMX es entregarme totalmente a Dios y salir ileso”

“La sensación más linda en una final BMX es entregarme totalmente a Dios y salir ileso”

“Obtener un diploma olímpico es una alegría indescriptible, es el premio al trabajo que hemos venido haciendo en busca de alcanzar este sueño de haber llegado a disputar una final de BMX olímpica, todo gracias a Dios…”

Está feliz, se funde en un eterno abrazo de amor con su compañera de vida y de trabajo en el BMX, su esposa Ana María Crespo; aprieta con fuerza las manos de todos sus cercanos, entrenador, mecánico y dirigente; saluda con los rivales que lo felicitan y hasta suelta un sincero “gracias” para los periodistas ecuatorianos que llegaron a Tokyo; pero se termina quebrando cuando estos le tocan las fibras…

Habla de sueños hechos realidad… Y recuerda que “desde que salí de mi casa, cuando tenía 16 años, busqué disputar una final olímpica…”. Pero es clarito al dejar una frase que está por encima de todo lo alcanzado acá en Tokyo 2020+1… “Correr una final olímpica de BMX es una de las sensaciones más hermosas que puedo sentir porque me entrego totalmente a Dios… Salir de la pista sin una lesión ya es una victoria… Y eso me deja tranquilo… La verdad es que estoy agradecido con Dios, por haberme dado la oportunidad de hacer realidad mi sueño…”.

Y es que en realidad esta accidentada competencia que concluyó en dos días fue durísima, más para Alfredo que muestra las huellas del dolor, con laceraciones en su espalda y rodillas que arden de solo verlas… “Ha sido una competencia durísima… Ayer (jueves 29 en Tokyo) el heat en el que me tocó participar parecía una final… Tuve una caída en el primer heat y me toco luchar cada vuelta como si fuera la última… La verdad es que sentí el apoyo de 17 millones de ecuatorianos y no me dejé vencer…”

Habla de entrega; pero aunque suene paradójico, Alfredo considera que “en la vida no es todo el resultado, sino lo que uno hace para llegar en la intención de cumplirlo y me voy feliz de Tokyo porque di todo de mí y eso me deja tranquilo… Lo cierto es que nunca debemos rendirnos a pesar de cualquier adversidad… Cuando pensamos que las cosas no están saliendo como queremos hay que tener la valentía de levantarse y seguir luchando, seguir creyendo en que podemos cumplir nuestros sueños…”.

Su forma de ser, sus valores, no le permiten dejar de nombrar a quienes de una u otra forma, aportaron con un grano de arena para darle al país tremenda satisfacción… “Quiero agradecer de corazón a todas las personas que han hecho posible para que se haga realidad este sueño, en especial a mi familia, a mi esposa, a mi equipo, a Produbanco, al Comité Olímpico Ecuatoriano, a la Federación Ecuatoriana de Ciclismo, al Ministerio del Deporte…”.

El rostro se le vuelve a estirar de alegría y el pecho se le infla de orgullo cuando recuerda nuevamente la final y en ella aparece ese caballito de acero que lleva su apellido… “Haber corrido una final olímpica con mi propia marca de bicicleta me llena de orgullo, como me llenan de orgullo los 17 millones de ecuatorianos a los que espero haberles quitado el aliento de emoción en el tiempo que duró la final… Ahora toca analizar todo este Ciclo Olímpico, donde he logrado medallas en Juegos Bolivarianos, Suramericanos y Panamericanos, y este diploma olímpico en Tokyo… Todo esto me lleva a pensar que podemos conseguir mejores logros para el país…”, concluyó.