La sonrisa no se le borra del rostro, si hasta pareciera que la llevara dibujada… Es como una muestra espontánea de ese tipo de alegrías indescriptibles, que no cabe duda que solo las puede vivir una medallista olímpica, con el añadido especial de recibir la motivación de una madre antes de subir a la plataforma: “Antes de competir recibí una video llamada de mi madre quien me dijo “mija usted puede…” Ella es mi mayor motivación y ahora estoy aquí, con una medalla olímpica, aún sin creérmelo…”.
Tamara Salazar sigue sonriendo para recordar que “lo soñé tanto, le pedí siempre a Dios que me dé las fuerzas necesarias y ahora vivo esta una realidad, muy feliz…” tras ganar la medalla de plata en la división 87 kilogramos de la disciplina de levantamiento de pesas, imponiendo un total de 263 kilos levantados, sumados los 113 de arranque y 150 de envión, en una demostración perfecta en las seis salidas a la plataforma.
“La verdad estoy muy contenta porque mejoré mi arranque (113 kg), pese a que es mi fuerte… Lo trabajé tanto porque mi objetivo era acercarme a la china en el arranque, porque el envión es mío… Y aposté a 152 en el tercer intento del envión, pensando en que si ella fallaba sus 150 podía pelearle el oro, al final no falló y regrese a los 150 y pude superar mi marca personal, llegando a un total 263 kg en una competencia perfecta, sin error alguno y eso me pone feliz…”. Al final el oro fue para la china Zhouyu Wang, quien puso 270 kilogramos en el total (arranque 120 y envión 150).
Para lograr lo hoy se convierte en la tercera medalla olímpica para Ecuador, Tamara habla de momentos difíciles que solo los conocía ellas y que los supo superar con mucho sacrificio… “Viví tantos duros momentos, con entrenamientos muy fuertes y he sufrido lesiones por las que he llorado. Tuve una lesión en la rodilla, dolores en la espalda, hasta me ponía brava con mi entrenador, pero me preparé y pese a los dolores seguía adelante… Esa perseverancia me hizo llegar hasta aquí para vivir esta alegría indescriptible…”
Y como si fuera poco, no tiene reparo en decir que de todos recibió apoyo. “Estoy contenta con todas las vibras buenas que recibí del país, con todos los dirigentes que nos han acompañado en todo este proceso para que pueda llegar aquí, porque a pesar de tantas adversidades lo logré…”
Al final su conclusión sobre el peso que significa alcanzar una medalla olímpica le lleva a indicar que “el peso de esta medalla significa todo el esfuerzo, todo el trabajo y toda la dedicación que le he dado a este deporte y aquí están los frutos… Hace cinco años vi por televisión la participación de la experimentada Alexandra Escobar, quien es un ejemplo a seguir; y a la jovencita Neisi Dajomes, que empezaba en los Juegos Olímpicos de Río 2016, y me propuse hacer realidad el sueño de seguir sus pasos… Desde el 2018 empecé sumando para la clasificación apuntando a lo que sería mi objetivo principal y resulta que no solo llegué sino también alcancé una medalla y eso me llena de alegría; pero esto no hubiese sido posible sin la bendición de Dios… Todo lo que hice en la plataforma fue obra de Dios, le pedí tanto a él y Dios sí cumple, Dios es bueno, Dios es fiel…”.
Ecuador se adueñó del puesto 21 del medallero con dos medallas de oro, una de plata y dos diplomas olímpicos.