Entre lágrimas de emoción Luisa Valverde recibió su boleto a los Juegos Olímpicos París 2024 por parte del presidente de la Asociación Panamericana de Lucha, Francisco Lee. En ese momento pasaron por su cabeza todas las dificultades que tuvo que afrontar para ver realizado el sueño, por el que se había preparado durante estos últimos años.
Desde hace algún tiempo venía sintiendo que algo no andaba bien en su cuerpo. Daba todo en sus entrenamientos, pero tenía que parar. Se hacía chequeos y los resultados no arrojaban con exactitud lo que tenía. “Venía atravesando muchas dolencia sin saber el por qué, muchas veces paraba mis entrenamientos sin saber que en realidad tenía una lesión grave”.
Hasta que llegaron los Juegos Panamericanos Santiago 2023. Un forcejeo en uno de los combates le provocó dolor en su cuello. No pudo avanzar a la final y debió conformarse con la medalla de bronce. Es allí donde decide realizarse exámenes más exhaustivos hasta dar con lo que la venía aquejando: “Una fractura estable en la C3 de la cervical”.
Lo peor vino después: “Primero me dijeron que no podía volver a la lucha porque podía quedarme paralítica, pero consulté con otro médico, quien me dijo vamos a tomar 21 días, sigue mis indicaciones. Así lo hice y en 21 días la fractura ya había consolidado, el hueso ya se había unido”.
Fueron momentos muy intensos, pero le sirvieron para aprender a manejar sus emociones. “La fractura de la cervical me hizo pensar en un momento si renunciar en buscar la clasificación (olímpica), volver a invertir en mí en lo económico y salir nuevamente a un país desconocido para así prepararme. Situaciones familiares que en un momento me hacían querer regresar a casa. Fueron muy difíciles para mí estos últimos meses, pero siempre confié en que Dios me ayudaría a salir de todo, y me daría la tranquilidad para afrontar cada obstáculo que se me enfrentaba en el camino. Tengo grandiosas personas a mi lado, mi entrenador, un equipo de trabajo espectacular que nunca me dejaron renunciar a nada”.
Una vez que su recuperación era un hecho, decidió retomar el objetivo de llegar a Juegos Olímpicos y encontró en el Comité Olímpico Ecuatoriano un apoyo para poder viajar a las bases de entrenamiento. “Me ayudaron con mi vuelo para mi preparación para este Preolímpico, lo demás lo hice por medio de mi entrenador y mío. Esperamos seguir contando con el apoyo del COE y que más autoridades se sumen”.
En el Clasificatorio de Acapulco, México, Valverde lució estratégica, segura de sí misma y fuerte ante sus rivales. En cuartos de final de los 57 kg de la lucha libre femenina venció a Betzabeth Sarco, de Venezuela (5-0), y luego por el boleto a París se impuso (6-2) a Ángela Álvarez, de Cuba.
“Antes del clasificatorio tuvimos el Panamericano. En las anteriores ocasiones me iba bien en el Panamericano y perdía en el Clasificatorio. Trabajé mucho para que esta vez no sucediera. Con mi entrenador David Ochoa nos enfocamos mucho en divertirnos en el Panamericano, hacer como que fuera un entrenamiento, pero pensando en tener un resultado sin bajarnos del podio, y así fue (logró bronce); y luego sí luchar y dejar todo en el Clasificatorio, y las cosas se dieron”, comenta.
“Habíamos analizado a cada una de las contrincantes en cada entrenamiento, ya había visualizado todas las llaves de mi categoría y le dije a mi entrenador, no sé por qué, pero vamos a luchar la clasificación contra Cuba. Sabía la posibilidad de que Brasil podría perder con Cuba (en cuartos) y así fue, la categoría estuvo super dura”.
En Tokio 2020 Luisa logró diploma olímpico tras ubicarse entre las ocho mejores de su división. Ahora quiere avanzar y llegar al podo. “Siempre es posible mejorar y ahora voy a trabajar para buscar mi medalla”.