En Ecuador, en la década de los 20, el entusiasmo por el deporte iba en aumento, extendiéndose por todas las regiones y provincias. Entonces comenzó a hablarse de la necesidad de competir en el exterior.
El primer intento de enviar una delegación al exterior, que había fracasado por falta de fondos en 1922, no desanimó a los atletas.
Francia preparaba los Juegos Olímpicos de 1924 en París, promoviendo la participación de un mayor número de países de los que habitualmente concurrían.
El Miembro compatriota del COI, Enrique Dorn, a falta de un Comité Olímpico en el Ecuador, se dirigió al ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Clemente Ponce, quien a su vez trasmitió al Presidente de la República Dr. José Luis Tamayo, manifestando el deseo de los dirigentes franceses para que participe una delegación ecuatoriana, ofreciéndose colaborar con ese propósito.